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Aparece en los periódicos un hombre en quien debemos reparar. Su nombre es Tsutomu Yamaguchi. Sorprendente es la historia que cuenta. Es un superviviente de 1945. En ese año, un ataque estadounidense se cobró la vida de miles de personas. En ese año, la bomba atómica caería sobre Hiroshima y Nagasaki. A Yamaguchi el destino le tenía reservado un momento trágico: vivió en primera persona los atentados de las dos ciudades. Pero, afortundamente, la suerte le ha acompañado a lo largo de toda su vida… Este japonés de 93 años lo cuenta.

Al percatar la experiencia de este sobreviviente, me viene a la cabeza una obra que leí hace algo más de un año. Se titula Hiroshima, valga la redundancia. La tinta corría de la mano de John Hersey que, con palabras sutiles, directas, carentes de un estilo literario dórico, jónico o corintio, narra de manera noticiosa el acontecimiento. Lo narra tal como fue desde la perspectiva, en primera persona, de varios testigos que soportaron tan horrendo espectáculo: cuatro hombres y dos mujeres. Leer estas páginas no sólo suponen una lección de periodismo, también engordan las ansias de conocer, de saber más desde otro punto de vista. Mientras Truman Capote acusó a Hersey de ser “un simple mecanógrafo”, otros periodistas, como Arcadi Espada, calificaron su trabajo como “el mejor reportaje jamás escrito por un americano”. Un mecanógrafo, sí. Y una obra espectacular.

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IRÁN ha querido dejar clara su posición en el contexto internacional tras el lanzamiento del primer satélite desarrollado y lanzado con tecnología nacional. El presidente de la República Islámica de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha declarado que «la presencia de Irán en el espacio, con el objetivo de expandir el monoteísmo, la paz y la justicia, ha quedado grabado para la historia».

 

No obstante, el lanzamiento del Omid (Esperanza, en persa), no ha dejado indiferente a los países que conforman el foro internacional. A pesar de que Irán justifica su plan nuclear con la necesidad de energía nacional, el resto de los países siguen sospechando que las verdaderas intenciones del Programa siguen suponiendo una gran amenaza: la creación de armas nucleares.

 

Reacciones internacionales

El nuevo presidente de Estados Unidos ya ha tomado cartas en el asunto. Barack Obama confía en que las actividades iraníes suponen una verdadera amenaza militar y le tiende la mano para negociar una posición pacífica.

Francia también ha mostrado su preocupación tras el lanzamiento al igual que Reino Unido. Según el ministro de Exteriores francés, “la tecnología del lanzamiento es muy similar a la de los misiles balísticos”.

Frente al temor, la solución que ha tomado el foro internacional ha sido sentarse en Wiesbaden con los principales representantes iraníes. La voluntad principal es la resolución pacífica en el marco del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

 

Y es que la evolución balística del programa iraní  preocupa seriamente a EE.UU., Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania. Por ello, los altos funcionarios de las principales potencias con veto en la ONU, incluida Alemania, han querido estudiar el estancamiento en las conversaciones con Irán. El miedo crece frente a la posibilidad de que Irán utilice su Plan con fines armamentísticos.

 

Reanudación del Plan en 2005

Las reconversiones de uranio han permanecido estancadas hasta agosto de 2005. Año en que el presidente de la República Islámica de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha facilitado el reinicio de la reconversión. Sin embargo, estas actuaciones van en contra de las recomendaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (AIEA, por sus siglas en inglés).

Estados Unidos, con el ex presidente George Bush al mando, centró su atención en reunir el máximo de apoyos internacionales, ya que opina que, en realidad el plan tiene como fin el desarrollo de armas nucleares. Por ello, no sólo quiso imponer sanciones económicas al Gobierno iraní, sino también estudiar la posibilidad de un ataque militar al Programa nuclear de dicho país.

Por su parte, el Gobierno de Ahmadineyad, se defiende justificando que la necesidad energética del país es suficientemente importante para que inicien una política de desarrollo nuclear.

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