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De Cerca

Firma de opinión en Cadena SER. 4 de junio de 2024

Llega el buen tiempo y yo, que soy optimista según las horas que haya dormido, espero también que lleguen más buenas noticias.

De momento, Argamasilla de Calatrava celebró hace poco más de una semana su primera feria del libro. Ayuntamiento, libreros, grandes y pequeños disfrutamos de varias actividades en torno a una de las cosas más maravillosa que tenemos como hijas e hijos de la tierra de Don Quijote: nuestra historia y nuestra cultura.

Pude presentar el libro que escribí hace unos años, Más políticas para otra política, junto a Mayte Fernández, la que fue primera alcaldesa de Puertollano. Y recordamos, una vez más, la importancia de trabajar por la igualdad en la representatividad política. Somos el 51% de la población. Por lo tanto, estar donde se toman las decisiones no se trata de un capricho, se trata de justicia, se trata de que la sociedad esté representada en igualdad de condiciones, se trata de que los que ostentan el poder nos cedan el poder.

Ayer mismo conocíamos que Claudia Sheinbaum se convertía en la primera presidenta de México en 200 años de república. Lo hizo liderando Morena una coalición de izquierdas. Y lo hizo en un país maravilloso, pero profundamente estereotipado donde las candidatas en campaña se preocupan antes por su vida que por la demoscopia. Según varios medios de comunicación, en los primeros tres meses de este año, han asesinado a más de 230 mujeres.

Volviendo a casa, los europeos tenemos una cita el próximo fin de semana. El 9 de junio volveremos a las urnas, esta vez para decidir qué Europa queremos. Y aunque Europa parece que nos queda muy lejos, lo cierto es que prácticamente el 60% de lo que nos ocurre a diario se decide en Europa.

Creo que nunca habíamos sido tan conscientes de la importancia de Europa en nuestras vidas como hasta ahora, porque la unidad de partidos con ideas muy distintas logró amortiguar el drama de la pandemia. Los líderes europeos entendieron que la unidad salvaría vidas, entendieron que, en un momento tan extraordinario, había que tomar medidas extraordinarias. Nada como los valores europeos para guiar. Europa, en el contexto geopolítico actual, tiene enormes retos, pero también amenazas. No se nos puede olvidar que estamos en medio de dos guerras y que la ultraderecha puede tener representación en los 27 países. Qué paradójico: partidos anti europeos teniendo representación en Europa para volver a poner en peligro a Europa. Menos mal que nos quedan los libros y la cultura, que a veces nos recuerda qué ocurrió y otras lo que no queremos que vuelva a ocurrir.

Que sigan las ferias de libros.

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De Cerca

Firma de opinión en Cadena SER. 30 de abril de 2024

A veces, la política resulta bastante sencilla: puede ser predecible, impulsiva, lógica, natural y coherente. A veces le sobran invenciones, conjeturas, escenarios de posibilidades, cálculos, opiniones o fórmulas teóricas. A veces, la política —ese arte de lo posible que mejora la vida de la gente—, cuando es ejercida desde la vocación, se llena de sencillez.

A veces, la política solo tiene que seguir. Pero una política que ponga verdaderamente a las personas en el centro de sus actuaciones. Porque lo esencial, lo diferencial, lo verdaderamente transformador es que siga para continuar mejorando la vida de todos nosotros y especialmente de nosotras. Si no, ¿qué sentido tendría la política? ¿Qué sentido podría darle un autónomo de Socuéllamos, una estudiante de química de Ciudad Real, una emprendedora de una startup de Valdepeñas, una conductora de autobuses de Daimiel, una pyme de Puertollano, un pensionista de Hinojosas, una peluquera de Corral o un agricultor de Argamasilla?

A veces, solo es cuestión de seguir mejorando la política, y eso solo se puede hacer si existen líderes y no jefes que manden. Líderes y lideresas que impulsen los mecanismos oportunos para proteger la democracia, para sostenerla en pie, para sanearla, para blindarla, para rejuvenecerla, para modernizarla.

A veces, solo hacen falta unos días para darse cuenta de que nuestra democracia está amenazada si se utiliza la política para asaltar las instituciones; si las instituciones se utilizan para culpar sin presunción de inocencia; si la política blinda el poder de los jueces, privándonos del derecho a una justicia que necesitamos todos.

A veces, solo necesitamos detener la máquina del poder para utilizar el poder en beneficio de nuestra democracia, en beneficio de cada pueblo de nuestro país, en beneficio de la gente.

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Publicado en Sesión De Control (6 de septiembre de 2013)

La Real Academia de la Lengua define la incoherencia como aquello que carece de la debida relación lógica con otra. Y si hablamos de los discursos, nos ceñimos a aquellos que resultan ilógicos en su razón de ser por incoherentes.

El Gobierno de España ha emitido recientemente discursos esperanzadores acerca de las cifras del paro (y de otras muchas). Un discurso incoherente e imprudente que evita leer la letra pequeña del comunicado y los signos matemáticos que preceden a los sustantivos que, innegablemente, se convierten en los protagonistas de las portadas de los medios de comunicación.

Menos paro, más emprendedores, más innovación, más inversión, más conocimiento, más emprendedores… Más valores positivos que negativos, que bien podrían hacernos más felices y más pacientes con respecto a las medidas del Ejecutivo. Sin embargo, no somos más felices ni más pacientes. ¿Por qué?

Cuando más no es más

El discurso esperanzador del Gobierno en relación con los datos económicos es escuchado por la sociedad, pero no lo experimenta. La teoría está exenta de práctica. Y por lo tanto, este discurso no es convincente, no motiva, no emotiva y no ilusiona. La “escucha”, con todas sus letras, es el ingrediente clave que hace que la fórmula de la comunicación tenga éxito y funcione. Y mientras el Gobierno celebra por doquier que el desempleo baja, aunque sea en 31 personas, el resto de los mortales conoce cada 90 días un ERE nuevo en alguna empresa de nuestro país, como el de FCC o el del periódico El País.

No existe persona que camine por la calle a la que no le haya afectado alguna medida de la nueva reforma laboral. Son hijos de la crisis. El desempleo baja, sí, en 31 personas. Un dato positivo por el que sonreír, quizás, sin ganas, porque… no es suficiente. Y no es suficiente porque se sigue destruyendo empleo, los contratos cada vez son peores y apenas existe seguridad para maniobrar incluso en la vida de uno mismo. El sentimiento de los trabajadores en España es parecido al de ir en un barco a la deriva sin timón ni capitán, a punto de caer por la borda en cualquier momento en función de por dónde sople el viento.

¿Emprender o ayudar?

Otra incoherencia discursiva la encontramos en los vítores y los aplausos hacia la futura Ley de Emprendedores que anunció el Gobierno el pasado mes de junio. Según la entradilla de El Economista “la esperada Ley de Emprendedores traerá consigo no sólo la esperanza de una recuperación económica sostenida sobre la base del apoyo a pymes y autónomos, sino también nuevas estructuras societarias que en su afán de eliminar trabas nacen ya de por sí ineficaces”.

Vemos positivo el emprendimiento, las facilidades para crear y crecer, aprender y aportar al tejido económico de nuestro país. Hasta ahí, bien. Pero el discurso empieza a ser incoherente cuando geolocalizamos los problemas del tejido empresarial de España, cuando vemos que, el mismo Gobierno que impulsa facilidades para los emprendedores, no es capaz de salvar a los que ya tiene.

Un caso concreto y focalizado se encuentra en Ciudad Real con las empresas de transporte de viajeros. En esta provincia, más de 20 empresas han sido excluidas del concurso público de transporte escolar a riesgo de perder todo lo que tienen, debido a la inexistencia de la documentación pertinente (clasificación) fruto de una burocracia administrativa lenta y torpe incapaz de solucionar el problema a tiempo, incapaz de atender antes a lo crítico en vez de a lo que “toca”, además de líderes incapaces de negociar con aquellos que pueden perderlo todo.

La Administración, indudablemente, se aprovecha de esos pequeños empresarios de siempre, curtidos más por el oficio de la vida que por el de la academia y que, en la mayoría de ocasiones, “prefieren la obediencia al debate”, como decía Carlos Fuentes en “La silla del águila”.

Aquellos políticos que quisieron ayudar y no supieron, y aquellos que pudieron y no quisieron, verán caer el esfuerzo de muchas personas y muchas familias que han dedicado toda una vida al volante. “El hambre agudiza el ingenio” escribió oportunamente la ‘puertollanense’ María Dueñas en su novela “El tiempo entre costuras”. Esperemos que estos empresarios –o estas familias- sigan soñando, a pesar de las zancadillas, y agudicen el ingenio, sean creativos e impulsen la labor que un día comenzaron.

Pero… si esto ha ocurrido en Ciudad Real y en un sector concreto… ¿cuántas empresas más estarán en riesgo en el resto de España? ¿Y en qué situación? ¿Cuántas familias?

Imprudencia es la palabra

Volviendo a la reforma laboral, a Fátima Báñez se le llenaba la boca a finales de agosto de éxitos gracias a ella. Y de regalo, una reforma más: la reducción de los modelos de contratación a cinco. Emitió un discurso anodino, repetitivo y con trampa, ya que la letra pequeña se le puede volver en contra con el tiempo y, a modo de boomerang… ¡zas!, darle con fuerza donde, quizás, más le pueda doler.

Pecó de imprudencia, porque el fondo de la red laboral en nuestro país es tan frágil como enfermo inevitable con huesos de cristal. Esa es la palabra: imprudencia. Y ese es el fondo de la incoherencia discursiva del Gobierno: mucha teoría que nada tiene que ver con la práctica y con la realidad. Mucho ruido pero… pocas nueces.

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