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PARA España, los años 30 supusieron un antes y un después en la política. La mujer no toma riendas, pero sí solicita una presencia en lo público donde antes sólo existían lavadoras y cambios de pañales. Puede que los conflictos bélicos hayan fomentado la igualdad entre las relaciones de género –como aseguran muchos investigadores– y, sobre todo, el protagonismo de la mujer en la política.

A lo largo de los años 30 era común la movilización, la creación de agrupaciones de mujeres y feministas, comités nacionales y las corrientes dentro de los partidos. Frente a la amenaza del fascismo, empiezan a surgir de manera más repetida palabras como “paz” y “libertad”. Ese fue el origen de la “guerra en defensa de la democracia”. El “pacifismo realista” no perseguía otra cosa que derrotar al fascismo para conseguir la paz duradera.

Después de escuchar a Andrea Fabra ese “que se jodan” en el Congreso de los Diputados, cabe analizar varios elementos: el tono, el momento, el lugar y la audiencia. ¿Cuánto no ha costado a la mujer luchar porque existiese una diputada en el Congreso? Y la siguiente pregunta, ¿por qué ese lenguaje de jerga tan vulgar y tan impropio de una mujer diferencial –como así se sienten ellos- de un Gobierno que ejecuta con mayoría absoluta? ¿Y por qué muestra tan poca profesionalidad en tamaña cámara y cuando los políticos suponen el tercer problema de los españoles? Andrea Fabra ha decidido seguir al pie de la letra la nueva fórmula popular del I +D + i: Incertidumbre, Desconfianza e Incoherencia.

Han pasado más de 80 años desde que la mujer pudo ser escuchada, desde que intentaba luchar por iniciativas que cambiasen el rumbo de nuestra historia. Lideraron una época, tremenda época. Pero cabe destacar que la Agrupación de Mujeres Antifascistas desarrolló un discurso militarista con un fin concreto: garantizar la paz. ¿Es una incongruencia? Quizás no en el momento en el que estaban jugando la partida: el momento de los fascismos.

Lejos de reírse de los parados o de la oposición, la mujer a lo largo de estos años combatió con el arma de su lenguaje para que aumentara la presencia de candidatas en las listas republicanas, para que pusieran más confianza en ellas y en su posición. Muchas lucharon, claro que sí. “Los hombres combaten en los campos, las mujeres debemos combatir en la ciudad”, aseguraba Victoria Kent.

Ochenta años más tarde, muchas mujeres nos echamos las manos a la cabeza al escuchar a otras mujeres, al ver que lo que representan queda lejos de los interesen de los ciudadanos, lejos de la política que dicen representar, lejos del respeto que se les debe tener. Hay mujeres que no defienden, imponen, que no presentan seguridad frente a lo que creen, sino una soberbia desmesurada que roza la enfermedad del “sobrepoder”.

Ese “que se jodan” se ha oído en la cámara baja porque hubo mujeres que lucharon por la presencia del género femenino en la vida pública. Ese «que se jodan» no suena honesto, ni humilde. Hoy son otras quiénes manchan ese derecho con comportamientos indebidos. El siguiente paso es que mujeres y hombres practiquen el buen ejercicio de la Política dentro de las paredes de esa cámara. Hay millones de personas en España que han perdido toda la confianza y cualquier atisbo de sinceridad en sus voces. Siguen esperando ese mañana eterno…

 

 

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La voz dormida. De Dulce Chacón
La voz dormida. De Dulce Chacón

LA voz dormida ha estado ya mucho tiempo. Así es, mucho tiempo dormida. Eso dice Dulce Chacón. Y en pleno siglo XXI llega la hora de despertar, de resurgir y renacer. La mujer hoy es otra: ha madurado con el tiempo. Y no sólo con el tiempo, sino con las heridas del pasado, que son como un niño que aprende y crece y se levanta de nuevo a base de errores cometidos y de caer en la misma piedra una y otra vez. Pero a las mujeres nos preparan las piedras con las que caeremos. Con las que caeremos una y otra vez. Hoy es otra época: los relojes marcan otra hora y el calendario nos miente advirtiendo un siglo que parece no pertenecernos. Las mujeres ya no tragan aceite de ricino y tampoco son peladas: ahora ganan elecciones. Ahora es la hora también del liderazgo femenino. De las casas a la guerrilla, y de la guerrilla, a la cárcel o la muerte. Antes rojas, ahora lesbianas, “sociatas de mierda” o “fachas”, pero mujeres. Y mujeres políticas.

Mentiría si dijera que al leer este libro una lágrima puede advertirse en el rostro. Puede salir de su escondite para demostrar a una misma que la injusticia tiene nombre y apellidos. Miro el reloj, y el calendario, y sonrío: es otra hora y otro día. Ahora toca luchar, ahora toca ganar. De las casas a la guerrilla, y de la guerrilla a la cárcel o la muerte. No, ya no: ahora de las casas a la sociedad, y de la sociedad a la política. ¿Empezamos?


“Nuestra única obligación es sobrevivir, había dicho Hortensia en la última asamblea a la que ella asistió. Sobrevivir. Tomasa no permitirá que el dolor le aplaste contra el suelo. Sobrevivir. Locuras las precisas, había dicho Hortensia. Locura. Ronda el silencio. El silencio hace su ronda y ronda la locura. Sobrevivir. (…) Y contar la historia, para que la locura no acompañe al silencio”

La voz dormida

DULCE CHACÓN

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¿CÓMO es posible que dos personas digan lo mismo y no cale de la misma forma en la sociedad? Rubalcaba, el pasado 9 de julio, quiso hacer que sucediera, y sucedió. Zapatero lo lleva intentando muchos meses… En este caso, tomó importancia el cómo, más que el qué porque el orador era otro. Y el protagonista, también.

Su discurso es difícil de desgranar, pero no imposible. Y ¿por qué? Porque fue sencillo, directo, sin apenas apoyo físico y con mucha interacción humana. ¿Algo más? Sí: no estuvo el PP. Tampoco Rajoy.

¿Empezamos a desgranarlo?

  • Utilizó palabras como “cruel” y “despiadado” para referirse a lo que fue y no quiere que vuelva a ser…
  • Y utilizó otras para referirse a lo que quiere hoy: “libertad y democracia”.
  • ¿Cómo destacó? Diciendo lo que quiere ser a partir de ahora, valorándose: “Puedo ser útil a mi país”. Lo complejo ahora es repetirlo, repetirlo y repetirlo y hacer saber que él puede ser útil a su país.
  • Y… ¿qué es? Algo que también repitió continuamente: “ambicioso” y “realista”. Y así quiere que sea su campaña: ambiciosa y realista.
  • ¿Prometer o comprometer? Bueno… “No podemos prometer nada que no se pueda cumplir” Esperemos que en aquello que se pueda cumplir, vaya el compromiso implícito y dado por hecho.
  • ¿Socialista? Eso dijo, y «orgulloso de serlo cada día». Con esto quiso diferenciarse de la derecha que no dice que es de derechas. La diferencia de ideologías y el orgullo de pertenecer a ellas. Pasamos del “no digas de qué lado estás por si acabas comiendo piel de “papa” en la cárcel o muerto y bien muerto” a estoy “orgulloso cada día de ser socialista”.
  • El “gracias por todo José Luis” más cercano y más humano. Guiño al presidente del Gobierno en su discurso. Algo que refuerza a ambas personas en este momento. El apoyo suma hoy, no resta.
  • ¿Señas de identidad? Principios, cambio y proyecto mayoritario.
  • ¿El esfuerzo tiene algo que ver con el futuro? Rubalcaba aseguró en su mensaje que el futuro no es algo que esté por venir, es algo que está por conquistar. ¿Y cómo lo quiere conquistar? Recuperando el prestigio del futuro. ¿Y quiénes lo van a conquistar? El que dice que es el partido del esfuerzo. Luego… Ahí está el cambio = esfuerzo + futuro. Otra fórmula más de Rubalcaba.
  • Rubalcaba no pide, no solicita, no demanda: exige austeridad. Exige. Y… ¿Por qué? Porque «si no vives como piensas acabas pensando como vives». Porque considera inmoral vivir a base de paraísos fiscales. Y también podríamos decir un delito. Pero utilizó la palabra inmoral, no delito.
  • Los cuatro objetivos de Rubalcaba siendo ambiciosos y realistas: (i) escuchar; (ii) identificar los problemas; (iii) proponer cosas; (iv) solucionar problemas. Sí, adoptó la palabra solucionar.
  • Las cuatro aspiraciones ambiciosas: (i) atender lo urgente; (ii) atender lo importante; (iii) igualdad de oportunidades; (iv) cambios en la política democrática. Y tras enumerarlas, pasó a contarlas… De lo teórico, a lo práctico, como el doctor químico que es.
  • ¿La política importa? No. Rubalcaba introdujo que la “política importa mucho”. De ahí que las palabras más repetidas junto con el mensaje sea “hacer más política”.
  • Del “estoy convencido” de Zapatero al “me gusta mucho” de Rubalcaba. Porque al candidato del PSOE le gustan muchas cosas, y es con esta coletilla con la que incide una y otra vez hacia políticas que creen que pueden funcionar en España. A él no le vale decir que está convencido de que algo pueda salir bien o mal o de que algo puede funcionar. A él le gustan mucho unas políticas u otras, unos modelos de unos países u otros, una educación u otra. Y si dice que le gusta mucho es porque quiere hacernos saber que eso funciona. Quiere hacernos saber, como decía el profesor Ricarte, que sabe de lo que está hablando.
  • Confianza. Eso es lo que quiere, confianza. La perdida, la que se fue un 22M (o quizás mucho antes) y no volvió. Por eso pedía: “que vuelvan a confiar en nosotros”. Confianza ahora se escribe con R de Rubalcaba.
  • Y en todo discurso, un cierre. Y, éste, único. ¿Cuál fue? Un “hagamos que suceda” para, desde las bases, empezar a construir en estas elecciones. El grito de guerra de Rubalcaba ha nacido: Hagamos que suceda.

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