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Portoviejo y Manta. Terremoto Ecuador
 

Publicado en BEZ el 2 de Mayo de 2016

La naturaleza retó a Ecuador el pasado 16 de abril a las 18:58h. Y a la naturaleza se agarra Ecuador para sobrevivir, resistir y reconstruir. El terremoto tuvo su hipocentro en Pedernales, en la provincia de Manabí, con una magnitud de 7.8 y a 20 kilómetros de profundidad, según el Instituto Geofísico de Ecuador. Pero… ¿Qué fue lo que lo provocó? Fue resultado del desplazamiento entre dos placas tectónicas: la placa de Nazca (placa oceánica) que se sumerge bajo la Sudamericana (placa continental), según la Dra. Alexandra Alvarado, del departamento de sismología del Instituto. Ese desplazamiento es llamado “subducción”, un fenómeno que ha dado origen a la cordillera de los Andes.

Pero no es la primera vez que ocurría este fenómeno en Ecuador. El sismo del 31 de enero de 1906 fue de una magnitud de 8.8, el más grande que se haya registrado en el país. El último fue hace 37 años, el 12 de diciembre de 1979, de 8.1. Y, desde el 16 de abril, van registradas más de 700 réplicas que podrían continuar y repetirse a lo largo de más días, semanas y e incluso meses.

La naturaleza es así, imprevisible. Aunque creamos controlarla, llega silenciosa y casi sin avisar. Y nunca se está lo suficientemente preparado. Repasar una y otra vez esta tragedia es encaminarnos a muchas interpretaciones para llegar hacia ningún lugar. Todo el mundo sabe, todos los expertos dominan. Pero lo  cierto es que la naturaleza amenazó y el fuerte rugir de las víctimas nos despertó a todos. ¿Hay que tenerle miedo a la naturaleza? Definitivamente no. Podríamos decir que deberíamos tenerle respeto y saber convivir con ella, no sólo sobre ella. Al fin y al cabo todo lo que se nos cayó encima lo construimos nosotros manteniéndose en pie decenas de viviendas antiguas construidas con paja y estiércol.

La naturaleza retó a Ecuador, y fue a la naturaleza a la que se agarró el país para sobrevivir y vivir después de evaluar las necesidades. Los damnificados necesitaban agua y agua, alimentos como el arroz o las legumbres… Sobrevivir desde la naturaleza. Pero Ecuador también se agarró a la naturaleza para resistir: los edificios que no habían caído eran apuntalados con guadua, haciendo andamios incluso con este material para acceder sin riesgos a las partes altas de las casas. La guadua es la cañaza conocida como el bambú americano y es una de las plantas más distintivas del paisaje andino. Se piensa que su origen es Venezuela, pero también la encontramos en Colombia, Ecuador, Panamá… en la mayoría de los países que quedan al sur del globo. Este género de bambú puede llegar a medir 25 metros de alto y 30 centímetros de diámetro, y ciertas especies pueden crecer hasta un metro en un día. Sus propiedades han facilitado el desarrollo de muchas culturas, puesto que se emplea principalmente para la alimentación, la medicina, la producción textil, la elaboración de instrumentos musicales y, como no, para la construcción.

La guadua representa esa fusión con la tierra y el entorno: protege del exterior y se funde con ella al mezclarse con tierra, paja y estiércol. Este material es uno de los recursos principales de la provincia de Manabí, lugar donde ha tenido lugar el terremoto. La naturaleza y el sentido de la sostenibilidad será vital para la reconstrucción de todas las zonas afectadas. Y trabajos como el del alemán Jörg Stamm, hombre muy mencionado en Panamá, no pasarán desapercibidos. Los orígenes de Stamm vienen del arte de la ebanistería pero su objetivo fue trabajar en ayudar al desarrollo de América del Sur. Casualidades o no, su primer proyecto sostenible fue trabajar en una instalación de biogás en Ecuador. En Colombia se enamoró del bambú y a partir de ese momento desarrolla construcciones y estructuras con este material.

En 1994 tuvo lugar una inevitable avalancha en Huila, Colombia por un temblor de 6 grados de magnitud. El epicentro se localizó en Toribio, a 75 kilómetros de Popayán. Las lluvias ocasionaron olas de barro de 20 metros provocando más de mil muertes y centenares de destrozos materiales. En poco tiempo se iniciaron las operaciones de reconstrucción. Una reconstrucción cuya vía era la de la sostenibilidad y donde Jörg Stamm participó con la construcción de un puente de Bambú con techo.

Tras el terremoto de Ecuador, la naturaleza se encuentra frente a frente y en su máxima magnitud. La naturaleza más amenazante junto con la naturaleza que provee al ser humano de lo esencial para la vida. El país andino ha necesitado de sus propios recursos para sobrevivir y necesitará de sus propios recursos para reconstruir, puesto que su biodiversidad es la mayor fortaleza que tiene. Repensar como vivir y vivir más seguro en en su entorno, en función de sus propios riesgos, será el reto. Innovar en nuevos sistemas de construcción aprovechando a la sociedad en su conjunto y el sector productivo de la zona no será tarea fácil, pero será la tarea imprescindible. Y para ello es necesario tender más ramas para el diálogo, más mesas de bambú y más lianas de consensos.

 

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