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Publicado en El País, blog Mujeres, el 13 de octubre de 2015

 

Siempre existe una problemática por resolver y, detrás, existe el talento, la creatividad, la innovación y la perspectiva social de muchos emprendedores con talento capaces de poner solución a los grandes retos que se plantean. Apps4citizens, como su propio nombre indica, trata de aplicaciones para la ciudadanía, un proyecto impulsado por Antoni Gutiérrez-Rubí que tiene por objetivo promover el uso de la aplicaciones como un instrumento útil para mejorar la calidad democrática de la toma de decisiones a través del compromiso social y político  de los ciudadanos. Desde apps4citizens hemos tenido la oportunidad de descubrir, valorar y visibilizar aplicaciones enfocadas a combatir algunas de las problemáticas que viven las mujeres, como la violencia. Algunas de ellas son las siguientes.

Libres es una aplicación impulsada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en España para combatir la violencia de género. Entre uno de sus objetivos están el facilitar la denuncia y sensibilizar a la ciudadanía.

SOS Mujer es una aplicación gratuita creada por el instituto salvadoreño para el desarrollo de la mujer. Su objetivo es promocionar guías para evaluar si una mujer sufre malos tratos y la gravedad de la agresión recibida.

Ellas es otra aplicación que entrega a las mujeres colombianas una ruta de atención en caso de que sean víctimas de violencia.

Juntas es una aplicación argentina promovida por el Instituto Municipal de la Mujer cuyo objetivo es denunciar casos violencia y salvaguardar cientos de vidas que sufren maltrato.

SafetiPin es una aplicación relacionada con la seguridad. Tiene un sistema de seguimiento a través de GPS y registra los lugares más peligrosos para las mujeres y crear rutas seguras en Bogotá, Nueva Delhi y Nairobi.

Por otro lado, existen aplicaciones enfocadas a la lucha temprana de la detección del cáncer de mama, como Modo Rosa. Esta aplicación se creó para asesorar a las mujeres y, a través de la detección temprana de la enfermedad, luchar con la lacra que es el cáncer.

Ahora bien, invitadas a la reflexión sobre las ciudades en las que vivimos, nos damos cuenta de que las instituciones públicas y las grandes compañías de marketing siguen impulsando las aplicaciones y la tecnología en las ciudades digitales en el marco de las ciudades inteligentes, obviando que esos espacios también deben estar hechos para las mujeres y en base a valores en pos de la igualdad. Feminizar la marca ciudad no es más que impulsar valores femeninos para construir más y mejores ciudades.

No queremos tener la razón, nos basta con tener argumentos. ¿Sabes cuántas mujeres hay en Ecuador? Según (INEC), Ecuador tiene 16.199.887 habitantes, de ese número, 8.216.234 son mujeres. En el país nacen más de 100.000 mujeres al año. Y el 30% de hogares es dirigido por mujeres. Pero… el 56,2% de las mujeres no tienen acceso a un ordenador, el 55,8% no usa Internet y el 34,8% no tiene un teléfono móvil activo.

Diseñar ciudades inteligentes poco tiene que ver con diseñar ciudades más digitales. Hay que construir ciudades inteligentes más allá de las ciudades digitales. Hay que ser inteligentes para diseñar ciudades donde quepamos todos, no donde las mujeres se adapten y se defiendan. No tiene nada que ver con el feminismo, tiene que ver con la inclusión, tiene que ver con ser capaces de reconocer las problemáticas y las necesidades de la mayoría de la población de las ciudades. Tiene que ver con incorporar atributos en pos de la seguridad, la equidad, la mejora en el transporte seguro y la cero discriminación. Y como diría Oliva Barros, el esfuerzo para desarrollar a toda velocidad un proyecto de ciudad inteligente ignora los verdaderos objetivos de los ciudadanos. Y uno de los principales objetivos es mejorar la calidad de vida de los propios ciudadanos. Ahora bien… ¿sabemos quiénes son?

Cogemos tres ciudades al azar de Latinoamérica: Medellín, Quito y Lima.  Medellín tiene 144.804 más mujeres que hombres, según datos de la Alcaldía. Según los últimos datos del censo de Quito, hay un 51,45% más de mujeres que de hombres. Y según el INEI de Perú, Lima tiene 248.870 más mujeres.

Tecnología sí, pero para la igualdad y la inclusión en pos de saber quiénes son los ciudadanos, cómo usan la tecnología, cómo se comportan y, ante todo, qué necesidades tienen. Hay que pasar de la marca ciudad a ciudadanos que hacen marca. Se trata de diseñar ciudades que respeten los derechos de todos y en base a las necesidades de cada uno. Construir infraestructuras físicas con el fin de la rentabilidad no sustituye a los valores que se deben impulsar y no se traduce en una eficacia y eficiencia directa. Lo que es puramente rentable no significa en sí mismo construir ciudades con una marca eficaz. Y hemos observado cómo sólo la construcción de marcas se han alejado de la identidad de sus ciudadanos.

Es necesario el talento colectivo de las personas para desarrollar tecnología que ayude a impulsar sociedades más justas, ciudades más iguales. Por ello, en febrero de 2016, se celebrará en Ecuador el hackapp y el festivalapp de apps4citzens, como ya se celebró el pasado mes de junio en Barcelona, pero esta vez con el apoyo de Impacto Quito, cuyo reto será diseñar una aplicación enfocada hacia la igualdad y la inclusión donde la protagonista sea la mujer. En Campus Party lanzamos la idea, ahora necesitamos talento, participación y creatividad para llevarlo a cabo. Emprender, innovar, feminizar… para apostar por los grandes retos del siglo XXI. Porque impulsar valores que construyan sociedades más iguales no es un capricho, es justicia.

Citando a Denise Dresser, “se trata de que los hombres tengan sus derechos y nada más. Y las mujeres nuestros derechos y nada menos”.

 

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“(…)  solo un ciudadano bien informado de los asuntos públicos puede comprometerse con el desarrollo político y social de su país. Sólo un gobierno radicalmente transparente puede ofrecer a los ciudadanos suficientes datos de su gestión como para  que estos puedan opinar y participar con conocimiento de causa y criterio”.

 

ESTAS son las palabras que César Calderón escribió en el libro Otro Gobierno. Unas palabras cada vez más presentes en los ciudadanos de éste país aunque jamás hayan leído este libro ni esta cita en ningún lugar.

Así es, no es lo mismo seguridad que soberbia. Y aunque Soraya Sáenz de Santamaría quiera proyectar seguridad en sus palabras, lo que interpreta la sociedad es una soberbia grandilocuente. Un liderazgo con apetito a más para que sus palabras no sean pisadas. Hoy la veíamos en el Congreso responder con soberbia. Un Gobierno “que informa y reforma, pero, sobre todo, dice la verdad”. Ole. Eso ha respondido al banco de la oposición. Y lo ha dicho con soberbia a pesar de que la prima de riesgo esté en los más de 530 puntos, a pesar de que negó saber la cuantía que el Estado pagará por el banco de los populares y se supiera horas más tarde, a pesar de que callan a Ordoñéz cuando quiere hablar de Bankia, a pesar de que el mismísimo presidente, Mariano Rajoy, haya reconocido los errores de comunicación en su Gobierno…

Soraya tiene apetito y lo muestra ante una sociedad con más apetito aún, pero de hambre, no de poder. La seguridad confidente a Soraya le viene pequeña últimamente al dar la noticia cada viernes de dolores, algo que no controla ni en el tono de su voz, ni en la proyección de su propia imagen. Quién sí se muestra segura es la sociedad. Segura de lo que quiere, segura de que cada vez más va quedando un poco menos. A pesar de que hayamos dejado de soñar, tal como reconocía ayer la filósofa Adela Cortina.

Atrás quedó la Soraya luchadora por el sueño, la joven política con carrera brillante, con un compromiso social y madre primeriza. Su papel en estos tiempos lo está jugando con la soberbia que no le corresponde y no le ha de pertenecer. Y de negro. Sólo la crisis puede reconvertir su comportamiento. Pero en ella está el identificar lo que es la seguridad para afrontar el gravísimo problema que padecemos, o elegir el comerse son soberbia hasta a sus propios electores.

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SUELE ocurrir que, en nuestras mentes, tengamos una percepción de algo que en la realidad sea una percepción errónea. Pero, ¿qué es la realidad?, ¿dónde empieza ese error? La imagen que nos hacemos en nuestra cabeza de algo en concreto es tan real como la proyección que emite de sí ese algo en concreto. Eso es lo que ocurre exactamente con México. Las personas europeas y, concretamente en España, tienen una imagen de este país que nada tiene que ver con lo que este país emite o con lo que dice ser.

“Hoy México enfrenta el enorme reto de revertir la imagen ocasionada por la violencia desatada por el combate a la delincuencia organizada. México vive en paz, si bien presenta problemas de gobernabilidad en algunas regiones, es una situación que experimentan muchos países alrededor del mundo, inclusive los denominados del primero mundo. A toda la problemática global México no queda exento, pero hay que destacar que en gran parte del país prevalecen condiciones favorables de gobernabilidad y calidad de vida. Al revisar la percepción de la prensa internacional sobre México, arroja notas enfatizando que hay guerra, cuando en realidad “México NO está en guerra”.

Estas son palabras de Jorge Rojas, Director General de la Consultoría ASERTUM en México. Es una persona que ha desempeñado diversos cargos públicos en este país: Director de Comunicación Social, Senado de la República por el Grupo Parlamentario de Acción Nacional (PAN), Asesor el Subsecretario del Gobierno y Asesor del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores (ISSSTE), entre otros.

El empleo, la seguridad, el desarrollo social (pobreza y marginación), oportunidades para los jóvenes e infraestructura y planeación del desarrollo urbano. Estos son, y en este orden, los problemas que más le preocupan de su país. Un país que, según él, posee una gran “riqueza histórica, cultural, que se puede apreciar a lo largo y ancho de su territorio”. “México es un pueblo hospitalario que recibe a sus visitantes con los brazos abiertos, abriendo enormes oportunidades para desarrollar negocios e inversiones”. Sí pero, mientras se piensa en esos negocios e inversiones la seguridad hace mella. El binomio “delincuencia organizada + corrupción se ha convertido en un flagelo para México, provocando un debilitamiento gradual de las instituciones y, por consiguiente, un incremento en los niveles de ingobernabilidad en determinadas regiones de México”.

El crecimiento económico de las ciudades fronterizas colindantes con los Estados Unidos, también han dejado de florecer. La combinación del crecimiento de la violencia con las recesiones económicas han dado sus frutos en un aumento del desempleo y la “migración progresiva hacia otras regiones con condiciones de gobernabilidad como Querétaro, Puebla, Jalisco, Guanajuato, Estado de México, Hidalgo, Ciudad de México en la zona centro, Yucatán, Tabasco, Chiapas en el Sur, Veracruz, y en el norte Sonora, Baja California por citar algunas regiones estables de México”. El combate a la pobreza y a la desigualdad es una pesadilla que sigue acompañando a este país: es el vivo reto que tienen los Gobiernos de México y que aún no han podido atajar. La fórmula no es exacta para consolidar resultados positivos.

Rojas lo tiene claro a la hora de hablar sobre qué es lo más difícil a lo que tiene que enfrentarse un presidente en México: “a un sistema político agotado, con inercias y prácticas que no permiten la construcción de acuerdos productivos y sobre todo expeditos y a una creciente complejidad de la integración del tejido social, que presenta retos de grandes proporciones en rubros como gobernabilidad social, económica y política”.

¿Ser oposición es fácil? Ser oposición es fácil si ésta es una oposición irresponsable: “México requiere que la oposición asuma una actitud proactiva, que sin dejar de luchar y defender con valentía sus postulados, también tenga la capacidad de contribuir en forma clara, transparente y objetiva al crecimiento del país”.

Y como toda moneda, México también tiene dos caras, una positiva: “México se engrandece por su gente, su historia, sus tradiciones. En cada rincón de México se pueden encontrar fieles testigos de la grandeza que caracteriza a esta tierra”. Y una negativa: “lo que menos me gusta es que todavía los ciudadanos no hemos asumido un rol más comprometido para con los retos que tiene México”.

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