“De esta cuadra sólo nos interesan las casas 605, 635 y 670, no llamen al resto, que son rojos”, subraya Emily, organizadora territorial del distrito Woodbridge del Estado de Virginia del Norte:
-¿Son rojos?
-Sí, allí no se llama.- Escuchaba a Emily dar la orden.
Y los voluntarios demócratas continúan con el llamado “puerta a puerta”, casa por casa, persona por persona que aparece en las listas de las bases de datos del partido demócrata. Mientras, los republicanos parecen no aparecer… Detrás de cada hogar, una historia. Detrás de cada historia, un motivo por el que haber votado o por el irán a votar. Y detrás de cada voto, una ilusión por descifrar bajo el futuro incierto que se dibuja.
De lo mágico, a lo que funciona
En la jerga futbolística, una máxima de los directores técnicos en los desafíos del futuro son las combinaciones que tuvieron éxito en el pasado. Esto puede parecer una obviedad, pero la campaña ha entrado en sus horas finales y las tácticas más efectivas resultan ser las que aseguran el voto demócrata y todo lo que éstos puedan movilizar a su vez en el indeciso. Lo que se planificó se intensifica, lo que no, no se inventa a última hora. Los demócratas no esperan la jugada magistral de algún gurú iluminado, ni inventar la pólvora: son prácticos y organizados, planifican y ejecutan.
En un país donde la participación no es obligatoria, con dos candidatos que no seducen, no es descabellado que toda la estrategia gire en torno a movilizar a los propios, sobre todo al final de la campaña electoral. En tiempos de infoxicación, tener un mensaje y un canal ya no es el desafío de una campaña, si no la clara diferenciación. ¿Por qué? Porque en un escenario tan polarizado, la diferenciación es el gran reto para los candidatos de la Casa Blanca. Y este es un problema para los otros siete candidatos, que los hay aunque no lo crean: el martes se presentarán las diez fórmulas y la boleta será como la de la foto.
Movilización tecnológica al servicio del face to face
La campaña 2016 se vive mucho más humanamente de lo que se esperaba, aunque las apariencias engañen. Tras una elección del 2008 donde Obama utilizó las redes sociales como herramienta electoral y que en 2012 resultaron definitivas, donde el big data demostró ser la clave del conocimiento exhaustivo para poder dirigirse al electorado exacto de la manera efectiva, volvemos al puerta a puerta, a las llamadas telefónicas y a los mensajes de texto cuyo resultado es la movilización del electorado clave y, como consecuencia, es la tan ansiada victoria. Pero el face to face no sería efectivo sin la tecnología, sin saber a quiénes hay que llamar, convencer y movilizar.
La campaña está enfocado a la credibilidad desde el convencimiento ¿Cómo? Entendiendo que los políticos ya están muy desprestigiados y que el desafío será que la gente convenza a la gente. Saber que Michelle Blanco, nacida en El Salvador, ya ha votado y que ella misma ha animado el voto de familiares y amigos, está siendo tremendamente más útil.
Pero para conocer que Michelle Blanco es ella y qué es lo que la motiva a votar por Hillary, hay mucho desarrollo tecnológico. La iniciativa de Civic Engagement, es un ejemplo de esto. Microsoft la ha desarrollado para poner a disposición de la democracia estadounidense mediante la optimización de sus partidos, tecnología punta para profesionalizar su comunicación interna, sus estrategias para llegar a los ciudadanos. No se trata de otra cosa que del impulso del compromiso cívico, que diseña acciones individuales y colectivas destinadas a identificar y abordar cuestiones de interés público. Vote Builder es otro ejemplo, más aún sabiendo que es el software que utiliza el Partido Demócrata para organizar sus bases de datos y asegurare de llegar a todos los que alguna vez les han prestado sus apoyos.
No hay secreto cuando el verdadero éxito está detrás del esfuerzo y del compromiso. El secreto está en el método de organización y en reconocer que la tecnología puede generar la información que hace falta para obtener conocimiento convertible en acciones que se hacen efectivas en campaña electoral. En el punto y final de la campaña de 2016, lo más efectivo resulta ser profundizar y profesionalizar las relaciones humanas.