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EEUU 2016: Phone Banks para movilizar los últimos días de campaña

El candidato republicano, Donald Trump, asistiendo a un `phone bank´ de su partido. Reuters

El candidato republicano, Donald Trump, asistiendo a un `phone bank´ de su partido. Reuters

Publicado en BEZ el 07 de Noviembre de 2016

A medida que avanzan los días, los resultados de las encuestas son cada vez más ajustados. Si bien en Europa la campaña americana la dan como victoriosa para Clinton, en Estados Unidos no son nada triunfalistas. Los escándalos verbales de Donald Trump están pasando a un segundo plano mientras los errores de Hillary Clinton han copado las últimas portadas. Errar a estas alturas puede suponer un castigo en Estados que son clave, como Ohio, Virginia, California o Carolina del Norte. La incertidumbre impulsa a la acción de ambos equipos de campaña. Segmentar y movilizar es la clave.

Phone Bank

Este método de movilización es el que se está aplicando con mayor intensidad en los últimos días. Los organizadores, escogidos y remunerados por los partidos, captan voluntarios para que hagan llamadas específicas localizadas en listas de contactos y bases de datos. El método de phone bank funciona con un software específico en ordenadores cedidos por la campaña a voluntarios, teléfonos para que los voluntarios puedan realizar las llamadas de las personas previamente segmentadas y seleccionadas, y listas donde se anota información y el nivel de éxito de la llamada. Se realizan en oficinas específicas, muchas a nivel territorial, bien repartidas y con poca gente. Movilización con metodología micro para conseguir un efecto macro.

En cada periodo de la campaña el phone bank ha tenido un objetivo específico, principalmente porque los destinatarios han sido diferentes a medida que avanzaban los días, desde posibles votantes, pasando por ciudadanos registrados para votar, hasta ciudadanos con el voto seguro que se suman para ser voluntarios. En este punto, el objetivo es captar el máximo número de voluntarios para realizar dos tareas: visitas puerta a puerta para animar y asegurarse de que los ciudadanos registrados vayan a votar, y otro phone bank pensado para realizar llamadas sábado, domingo y lunes para obligar al votante seguro a que vaya a votar.

Las principales diferencias que existen entre los republicanos y los demócratas en este punto son dos: los republicanos tienen más dinero y más organizadores dispuestos a captar más gente.

Lo convencional está de moda

Si bien es cierto que se podría pensar en redes sociales al hablarse de movilización, lo cierto es que profesionalmente y desde las organizaciones de ambos partidos, las acciones principales que se están llevando a cabo con más ahínco son las llamadas que se realizan en el phone bank, el envío mensajes de texto (tradicionales, no por WhatsApp), y las visitas puerta a puerta. El WhatsApp en Estados Unidos no ha tenido la penetración que ha tenido en Europa, y los ciudadanos diferentes aplicaciones para el envío de mensajes cortos. Una de ellas es GoupMe. Es por ello que el mensaje de texto tradicional sigue siendo lo más efectivo. Además, a través del phone bank se obtiene más  información, que se añade a la base de datos existente, y cuanta más información más conocimiento. Y a más conocimiento, mayor exhaustividad a la hora de dirigirse a los ciudadanos.

En un segundo plano de acción movilizadora, no abandonan Twitter, más importante aún que Facebook en Estados Unidos, seguido de las dos herramientas más populares: Snapchat e Instagram.

Sin palabra mágica

Con diferentes estrategias, Donald Trump y Hillary Clinton siguen realizando dos ejercicios bajo un mismo patrón: superar crisis y atacar. Llegados a este punto de la campaña, la experiencia de Hillary Clinton y la demostración de su inocencia no serán suficientes para superar a Donald Trump. Trump sigue apostando por la parte mediática como contrapunto de su verborrea. Y ambas campañas siguen sonando técnicas. Más allá de aquellos que la apoyan, habrá demócratas que apoyen a Hillary Clinton porque es la candidata demócrata. Y habrá republicanos que la voten porque no confíen en Donald Trump, y no se sientan identificados con su candidato.

No obstante, Obama tenía el famoso Yes We Can y Hope como palabra mágica que aún hoy todos recordamos. Si bien Obama no es Hillary y ambos parten de trayectorias y relatos muy diferentes, Hillary Clinton aún carece de una palabra mágica que emocione, apasione, movilice y haga sentir. Los ataques a Donald Trump para defenderse o justificarse no valdrán en la recta final. Y su mayor reto será no cometer errores mientras Trump la incita a cometerlos. A escasos días del desenlace, Hillary necesita una palabra mágica que llega tarde, mientras a Trump sólo le valdrá sumar puntos de los errores que la rival pueda cometer.