De Cerca

Tu tiempo no vale menos que el suyo

CONVERSACIONES que van y vienen, la que me dio la idea de escribir este post. Esperas que se hacen esperar. Desencantados. Indignados. Desconformes. La lentitud de la Administración, la lejanía de la mal llamada “clase política”. Tiempo que perdemos hasta que nos escuchan. Tiempo que perdemos hasta que nos prestan atención, hasta que nos atienden (¿nos atienden?). Procesos abiertos en las Universidades, en las Instituciones públicas… Procesos que no terminan nunca y un sentimiento: el de inferioridad.

Los ciudadanos esperamos con respetuosidad hasta ser atendidos por lo Público porque así nos lo han hecho ver y nos lo han impuesto. La burocracia se impone, y nosotros seguimos respetando ese tiempo que no tenemos. Ellos arriba, el resto abajo.  Aunque nos hallemos desesperados, aunque la espera sea tan larga que la paciencia reviente en nosotros mismos. Un complejo: el de ser inferiores a ellos y de sentir que, por eso mismo, tenemos el deber de esperar.

¿Por qué los estudiantes han de esperar procesos de larga espera víctimas de una mala gestión burocrática? ¿Por qué los proveedores han de esperar eternamente a que la Administración les pague facturas a deber desde años atrás hasta hoy? ¿Por qué nosotros debemos cumplir a tiempo y ellos no? ¿Por qué hemos de esperar ser atendidos a lo largo de horas, días, meses… por alcaldes, concejales, diputados, el sistema sanitario… sin una explicación y sin una justificación? ¿Es que acaso vivimos anclados en feudos? ¿El ciudadano es acaso menos persona que el gestor, que el administrador, que el político, que el profesor…? ¿Vale menos el tiempo de un ciudadano?

Tu tiempo no vale más que el suyo. El tiempo de espera no puede convertirse en una debilidad. Ese tiempo perdido será un tiempo que no volverá. Esa debilidad se puede convertir en fortaleza si se es estratégico y si se sabe gestionar. Si tú, ciudadano, conviertes ese tiempo de espera en una oportunidad, ese tiempo será más valioso que el del resto.

Como comenta Antoni Gutiérrez-Rubí, hoy mismo en su post“esperamos, que la política democrática comprenda el tempo de la sociedad”. Si no es así, es que la Política, con mayúsculas, no habrá entendido nada. No habrá comprendido el tablero en el que juegan y cuál es el comportamiento del resto de las fichas: actívate, muévete, gestiónate.